Escuela de familias. Cuarta sesión

>Escuela de familias. Cuarta sesión <p>A pesar del aguacero, la tarde di&oacute; para mucho: compartir un caf&eacute;, un ratito de oraci&oacute;n, manualidades y juegos para los m&aacute;s peque&ntilde;os, celebraci&oacute;n de la eucarist&iacute;a, y el plato fuerte, la charla sobre amor y sexualidad que todos esper&aacute;bamos.</p> <p>Lo esencial en el comportamiento de toda persona es saber distinguir entre &quot;lo que me conviene&quot; y &quot;lo que me apetece&quot;. A partir de ah&iacute;, es la voluntad la que debe imponerse.</p> <p>Fortalecer el &quot;m&uacute;sculo&quot; de la voluntad, no es nada f&aacute;cil y requiere de toda una vida, desde que nuestros hijos son m&aacute;s peque&ntilde;ines, y empezar a trabajar por nosotros mismos, pues al final, nuestro ejemplo, siempre nuestro ejemplo es el mejor medio para la educaci&oacute;n.</p> <p>El amor, como otro aspecto de nuestra vida, y m&aacute;s si cabe, pues en &eacute;l reside la felicidad de la persona, requiere que fortalezcamos nuestra voluntad.</p> <p>Desde la mera atracci&oacute;n, pasando por el deseo y el enamoramiento, vamos completando varias etapas de conocimiento mutuo, hasta llegar al amor maduro en el que dos personas se entregan completamente porque est&aacute;n convencidas de que es lo que conviene a su felicidad.</p> <p>No precipitarse en la entrega de uno mismo, exige autocontrol y, como hemos dicho anteriormente, no se puede crear de hoy para ma&ntilde;ana.</p> <p>&iquest;Y c&oacute;mo contar todo esto a nuestros hijos? Con naturalidad, desde las edades m&aacute;s tempranas, con constancia y no asust&aacute;ndonos cuando en determinadas &eacute;pocas de su vida no nos hagan caso a nada de lo que les decimos. Son como m&oacute;viles apagados que, un d&iacute;a, volver&aacute;n a encenderse y recibir&aacute;n todos los mensajes que un d&iacute;a con tanto amor les ofrecimos.</p> <p>Hasta la pr&oacute;xima.</p>