Escuela de familias. Excursión al Cristo de la Vida

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Nada mejor para celebrar la Pascua que un día luminoso, la naturaleza en pleno esplendor, un emotivo Vía Lucis, una buena caminata, juegos y sobre todo, fraternidad que se respiraba por los cuatro costados.

En medio de la marcha, mi amigo José Luis traia a colación un libro de reciente publicación titulado "La muerte de la muerte" donde unos científicos hablan de que en pocas décadas el hombre no solo conseguiría cuadruplicar su esperanza de vida, sino que hasta la propia muerte se convertiría en algo "opcional" para cada individuo.

En el fondo, este título no es más que expresión del pensamiento dominante hoy en día que afirma que el hombre no necesita a Dios y que algún día dominará el universo. 

Pero nosotros no podemos olvidar las palabras del Maestro: "Sin mi no podéis hacer nada". Este mundo está atrapado en un ciclo sin fin en el que todo lo que empieza, al final vuelve al seno de donde surgió, ya sean las estaciones, la vida, incluso las estrellas. Pero el hombre no se resigna a ello, cada nueva generación busca nuevas formas de entender la vida, de expresión artística, modas... La palabra mágica es "nuevo", por eso buscamos rehacer nuevas ilusiones con nuevo coche, nueva casa, nuevo trabajo, nuevas experiencias, nuevos viajes.... Pero, todo es vana ilusión, al final, en el fondo, todo es lo mismo. Nada cambia sustancialmente, somos polvo de estrellas y volveremos a serlo.

La única puerta de salida a este bucle infinito nos la ha abierto el amor de Cristo Resucitado. ¡Aleluya! Como lo había prometido ¡Aleluya!

Y en estas estabamos, presentando nuestras inquietudes al Cristo de la Vida, de la vida eterna. ¡Aleluya!